ORACION / FUERZA
Estaba un torero en la capilla de la plaza, y en su momento de nerviosismo por la expectación pierde el dominio de si y se echa a llorar. El capellán le pone la mano en el hombro y le dice: «Pero muchacho, ¿Por que lloras? Padre, quizá esta tarde el toro acabe conmigo, ¿Quién piensa en eso? «Puedes estar seguro de que serás tu quien acabe con él, pues el toro no tiene una madree que rece por el»
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