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Sembrando Esperanza

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ALEGRIA

En primer lugar, tened fe en vuestro sacerdocio. Oh, no es que yo desconozca lo que podría desalentar y acaso hacer vacilar a algunos sacerdotes! Muchos análisis y testimonios insisten en estas dificultades reales que tengo muy presentes en el espíritu-en particular el reducido numero de ordenaciones-.aun cuando no tengo tiempo de enumerarlas esta tarde. Y sin embargo, os digo: sentíos felices y orgullosos de ser sacerdotes. Todos los bautizados forman un pueblo sacerdotal, es decir, que deben ofrecer a Dios el sacrificio espiritual de toda su vida, animada por una fe
llena de caridad, uniéndola al sacrificio único de Cristo. Feliz el concilio que nos lo ha recordado! Pero precisamente por eso hemos recibido un sacerdocio ministerial, para hacer a los laicos conscientes de su sacerdocio y permitirles que lo ejerzan. Hemos sido configurados a Cristo sacerdote para ser capaces de actuar en nombre de Cristo cabeza y persona. (Notre Dame, Paris, 30-5-80).

Seguid con alegría a Cristo, que os ha amado y llamado; aun cuando, con el paso de los años, el cuerpo siente el peso del cansancio y el desgaste del tiempo, el corazón este siempre vigilante y despierto, ardiendo en celo por las almas que Dios ha puesto en vuestro camino. Ministros de Cristo, amad y sed fieles a la Iglesia, su esposa; no a una iglesia utópica y abstracta, sino a la Iglesia concreta e histórica.

Hermanos queridísimos, tened fe en vuestro sacerdocio. Es el sacerdocio de siempre porque es una participación en el sacerdocio eterno de Cristo, que es el mismo ayer, hoy y siempre. Sí, si las exigencias del sacerdocio son muy grandes, y si a pesar de todo no he dudado en hablaros de ellas, entonces es que sonla consecuencia de la proximidad del Señor, de la confianza de que da testimonio a sus sacerdotes. Ya no os llamo siervos, sino que os llamo amigos. Este canto deel día de nuestra ordenación sigue siendo para cada uno de vosotros, como para mí una fuente permanente de alegría y de confianza. Esta alegría es la que yo os invito a renovar hoy, Que la Virgen María sea siempre vuestro apoyo en el camino, y que Ella nos introduzca a todos cada día ants de nada en la intimidad del Señor. (Kinshana, 4.5-80)

 

 

 

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