GOTAS DE ESPERANZA
Siendo niño, visitaba Alejandro Magno el estudio de un escultor de Atenas y lo halló lleno de diosecillos. Uno le llamó particularmente la atención; tenía la cara tapada y alas en los pies.
— ¿Cómo se llama?
— Ocasión.
— ¿Por qué le cubres la cara?
— Porque los hombres, descuidados como Viven, raras veces la ven cuando pasa ante ellos.
— ¿Por qué lleva alas en los pies?
— Porque pasa volando, y, una vez ida, ¡échele su alteza un galgo!
Alejandro lo entendió perfectamente.
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