GOTAS DE ESPERANZA
¿Queréis saber cómo. se juntan la gracia y el libre albedrío para llevar la carroza de la virtud bajo el yugo suave de la ley?
Un día se cantaba en Roma aquella epístola en la que se describe la conversión por el apóstol san Felipe del eunuco de la reina Candaces. Asistía a la misa otro Felipe que también había de ser apóstol: san Felipe Benicio. Éste andaba por aquellos días dudoso de entrar en la orden nueva de los Siervos de María, a pesar de las inspiraciones de la Virgen.
Y aquel día, al oír en la epístola aquellas palabras:
«Llega y júntate a esta carroza», quedó en éxtasis y vio a nuestra Señora triunfante en una carroza dorada de la que tiraban una oveja y un león. Le llamó mucho la atención el caso… ¿Qué significaban dos animales tan distintos, de tan desigual naturaleza, enganchados en la misma carroza?
Pero Dios le dio luz para comprenderlo todo. La carroza en que Dios y la Virgen triunfan de los hombres es la obediencia a sus preceptos, y de esta carroza tiran una oveja, que es la gracia, y un león, que es el libre albedrío. El león, tan fiero, tan indómito, tan imperioso, tan soberbio. y tan señor, que al mismo Dios puede decirle: «¡No quiero!», como el faraón. Pero, esta soberbia, ¿Quién la humilla? Esta fiereza, ¿Quién la domestica? Este señorío, ¿Quién lo sujeta ? La gracia, como oveja mansa, templa su fiereza; la gracia, como oveja humilde, modera sus bríos; la gracia, como oveja sujeta, templa los espíritus; la gracia, como oveja obediente, les hace obedecer y tomar el yugo.
