NIÑO PRODIGIO
Lo es Alex Chang, oriundo de Formosa. A sus nueve años es el mejor jugador de su edad en los Estados Unidos. Sus padres nunca habían jugado al ajedrez, ni tenían la menor idea de que su hijo fuera un prodigio en potencia. Sólo habían notado su gran habilidad para la ortografía. La Sra. Chang compró un ajedrez de cuarto dólares, leyó las instrucciones y se las explicó a su hija Ángela, de ocho años de edad. La niña comprendió el juego muy pronto y se lo enseñó a su hermano menor. Ella empezó primero, dice la mamá, pero él era mejor. Su madre recuerda que a la edad de tres años Alex observaba los precios de todo lo que ella iba comprando en el supermercado y le decía el total antes de que llegaran a la caja registradora. Hacía sus cuentas con los dedos de una manera curiosa, pero nunca pude explicármelo. En los viajes Ángela y Alex se pasan el tiempo jugando ajedrez a ciegas, sin tablero. Simplemente visualizan las piezas y anuncian sus jugadas.