MURMURACION
A una casa religiosa ha llegado como huésped un misionero famoso. Está contando las aventuras de las misiones. Entre los oyentes se halla un padre que ha declarado guerra a la muerte contra la murmuración: además, éste tiene la enfermedad del sueño, que le tienta continuamente. Dando cabezazos, va siguiendo la conversación cuando el misionero está contando el peligro de las fieras; cuenta como cierta vez un caimán atacó y devoró a un indio. El pobre, creyendo que están murmurando del prójimo, quiere excusar al caimán y dice a media voz, sin interrumpir al narrador:
– Pobrecillo…Sería que tenía mucha hambre.
– Por Dios, padre, déjenos murmurar siquiera del caimán -le contestan-.
– Ni contra el caimán. ¡Guerra a la murmuración!
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