EL HOMBRE Y SU SED DE ETERNIDAD Y FELICIDAD… SOLO LA SACIA DIOS
“El hombre de todos los tiempos y todos los lugares desea una vida plena y hermosa …una vida que no esté amenazada por la muerte, sino que pueda madurar y crecer hasta su plenitud. El ser humano es como un viandante que, cruzando los desiertos de la vida, tiene sed de agua viva, y fresca, capaz de saciar su profundo deseo de luz, amor, belleza y paz. !Todos sentimos ese deseo! Y Jesús ha venido a darnos ese “agua viva” que es el Espíritu Santo que procede del Padre y que derrama en nuestros corazones. “He venido para que tengan vida y la tengan abundante”, dice Jesús”.
Cristo ha venido a darnos el agua viva que es el Espíritu Santo “para que nuestra vida esté guiada por Dios. Por eso cuando decimos que el cristiano es un ser espiritual, queremos decir que es una persona que piensa y actúa de acuerdo con Dios, según el Espíritu Santo. Sabemos que el agua es esencial para la vida, sin agua morimos, el agua apaga la sed, lava, hace que la tierra sea fértil…El “agua viva”, el Espíritu Santo, don del Resucitado que viene a morar en nosotros, nos purifica, nos ilumina, nos renueva, nos transforma, porque nos hace partícipes de la misma vida de Dios, que es amor.”. (Papa Francisco, 8-5-13)