GOTAS DE ESPERANZA
Era un viernes santo, y santa María Magdalena de Pazzis no acertaba a recogerse para meditar los grandes misterios de ese día. Oyó entonces la voz de Jesús:
«Mira, yo no te he amado en broma, sino de verdad y hasta el sacrificio…»
Este exceso de amor, ¿valía la pena? Sí, porque inmenso es el valor de las almas por las que sufrió Jesús. Santa Catalina de Siena contempló un alma en gracia y exclamó: «Bien vale la pena de que un Dios se haga hombre-Dios y se entregue a todos los sacrificios a trueque de una creación tan hermosa.»
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