FE / VER HONDO
Un joven, en vísperas de sufrir una operación en los ojos, que amenazaba con dejarle totalmente sin vista. Su madre no dejaba de rezar y rezar. “No sé para qué rezas tanto ‑ le dijo a la madre‑. Tú sabes que las probabilidades de recuperación son mínimas”. Y le llegó conmovida la voz de su madre: “Hijo, es que no rezo sólo para que veas mejor, sino sobre todo, para que veas más hondo”.
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