
ROGAR Y CANTAR A MARIA
Poesía sobre la Bienaventurada Virgen
Ave bellísima Reina,
a quien por gracia divina exaltó la Trinidad,
la que ni antes ni después hizo otra más grande.
En tu juventud,
por tus probadas virtudes el Rey de reyes,
sumo y eterno Dios, te eligió como esposa.
Un ángel te invitó, oh maravilla, tanto le agradaste
y cuando dijo: «Llena de gracia», como Virgen concebiste,
y Virgen permaneciste.
Y exclamaste: «Hágase en mí según tu palabra».
Salud y alabanza
de Padres y Profetas,
comentario de muchas Escrituras, puerta atravesada
y siempre clausurada de Ezequiel.
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