GOTAS DE ESPERANZA
Yendo de caza, dos nobles caballeros encontraron a un ermitaño que en una miserable choza llevaba una vida muy penitente, y le preguntaron:
— ¿Cómo te arreglas para poder estar aquí? ¿No experimentas melancolía y malestar?
Respondió el ermitaño:
— ¡Oh, sí que lo experimento!, pero cuando sufro o estoy triste voy a aquella ventana —y señalaba la de la choza— y al momento hallo consuelo y aliento.
Uno de aquellos caballeros fue a aquella ventanilla para ver qué había allá fuera, y dijo al ermitaño:
— Querido mío, no veo nada. ¿ Qué ves tú? ¿ Qué cosa es esa que viéndola tanto te consuela?
— ¿Cómo? ¿No ve usted el cielo? —añadió el santo hombre—. Esto es mi consuelo en las penas: la vista del cielo.
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