GOTAS DE ESPERANZA
Digno de meditarse es lo que se consigna de la niñez de una fundadora: Magdalena Pastel. Los padres de la niña no sabían explicarse por qué la niña estaba siempre muy alegre en medio de la tempestad y al ver un rayo u oír un trueno fuerte se ponía a palmotear, mientras que los demás. se asustaban. Una vez su madre le preguntó:
— ¿Cómo puedes alegrarte cuando todos estamos temblando?
— Mamá —contestó la niña—, me alegro porque en estos trances es menor el número de los que blasfeman; cuando truena y relampaguea los hombres no se atreven a blasfemar, y por eso me alegro. Por lo menos, no hay tantos que ofendan a Dios.
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