Lecturas del Martes de la 2ª semana de Cuaresma
Primera lectura
OÍD la palabra del Señor,
príncipes de Sodoma,
escucha la enseñanza de nuestro Dios,
pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista
vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal,
aprended a hacer el bien.
Buscad la justicia,
socorred al oprimido,
proteged el derecho del huérfano,
defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos
—dice el Señor—.
Aunque vuestros pecados sean como escarlata,
quedarán blancos como nieve;
aunque sean rojos como la púrpura,
quedarán como lana.
Si sabéis obedecer,
comeréis de los frutos de la tierra;
si rehusáis y os rebeláis,
os devorará la espada
—ha hablado la boca del Señor—».
Palabra de Dios
Salmo
R/. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios
V/. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R/.
V/. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R/.
V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, enséñame a vivir tu humildad y tu alegría para ser cada día más como Tú.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En la oración, frecuentemente, le pedimos al Señor que nos haga mejores cristianos, mejores personas, que sepamos vivir conforme al Evangelio.
En tiempos de Jesús, había gente que hacía algo similar, los fariseos. Ellos no eran gente tan mala, querían amar a Dios con todas sus fuerzas y hasta predicaban para que otros conocieran la Ley de Dios. El problema de ellos era su dureza de corazón y que, con el deseo de que se cumpliera hasta la más mínima regla de la Ley, hicieron de la fe algo insoportable. ¿Habrá fariseos todavía?
Todos, en algún momento de nuestra vida, en diferentes circunstancias, hemos sido fariseos para otros. Hoy, Jesús nos quiere regalar la cura para que nuestra relación con Él y la vivencia de nuestra fe sean como conviene a un verdadero discípulo de Cristo. “El que quiera ser el primero, que se haga servidor” ¿Cómo no seguir a alguien que nos enseña con el ejemplo y se pone a lavar los pies a sus apóstoles? Los fariseos eran terriblemente serios y amargados; el cristianismo debe ser la fe de la humildad y la alegría, la fe de la gente que sabe sacar el bien de donde todos ven solo el mal.
Jesús nos sigue lavando en su sangre en la confesión y en la Eucaristía ¿Cómo no parecerse a aquel que entra hasta lo más profundo de nuestra alma? Dejémosle actuar, no endurezcamos nuestro corazón y no hagamos de la fe una carga insoportable para nuestros hermanos.
«Nosotros discípulos de Jesús no debemos buscar título de honor, de autoridad o de supremacía. Yo os digo que a mí personalmente me duele ver a personas que psicológicamente viven corriendo detrás de la vanidad de las condecoraciones. Nosotros, discípulos de Jesús, no debemos hacer esto, ya que entre nosotros debe haber una actitud sencilla y fraterna. Todos somos hermanos y no debemos de ninguna manera dominar a los otros y mirarlos desde arriba. No. Todos somos hermanos».
(Homilía de S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Diré cosas buenas de los demás cuando me venga una crítica a la mente, y procuraré vivir mi fe de una forma más auténtica a través de la humildad