PRUDENCIA / NO SE CONFUNDE CON LA PEREZA
Platón llamaba a la prudencia el cochero de las virtudes; pues bien, el cochero trata de llegar a su meta salvando, si puede, la vida del caballo, pero, si es preciso, maneja el látigo y agota al caballo con tal de llegar y de llegar a tiempo. En otras palabras: no quisiera que se confundiese la prudencia con la inercia, la pereza, la somnolencia, la pasividad. Ilustrísimos Señores. Juan Pablo I.
Share: