Presentación
Hay libros que son escritos con la cabeza para impactar las inteligencias. Este está escrito con el alma, para llegar a lo más profundo del corazón humano.
En cada línea se trasluce el alma de su autor. Un hombre que no habla de memoria, sino que deja detrás de cada consejo, tirones de vida, de un corazón muy grande y profundamente enamorado de Dios.
Su sencillez y su espíritu lleno de esperanza y optimismo, que cree en el hombre, en su vocación al Cielo, atrapa al lector, que ve asequibles las altas cumbres de la santidad.
A través de artículos sencillos y profundos, nos da a conocer que la amistad con Dios, en la que consiste la Santidad, no está reservada para unos cuantos privilegiados.
Que Dios no es un ser lejano que mira con indiferencia la suerte de los humanos, que es un Padre cariñoso que nos espera en la oración, en la escuela y en el centro comercial.
“La Palabra es la semilla” y en este libro se han sembrado tantas en todos esos artículos a lo largo de los años en sus columnas del periódico y esparcidas en sus homilías y en sus tantos encuentros. La palabra es semilla fecunda que dará su fruto de esperanza cuando esté madura. En este año sacerdotal, este libro nos llena de esperanza; cada relato, cada anécdota, son como esas espigas que empezarán ahora a dar fruto de esperanza en nuestras vidas.
Estas palabras escritas sin circunloquios, son “saetas” que hieren el alma y la inflaman con deseos de servir a los demás por amor a Dios.
“De la abundancia del corazón, habla la boca”. Muy buen resumen para este libro. Una vida hecha libro, escrito con la verdadera pedagogía, que no está hecha de palabras, sino con trozos de vida que se pegan como calcomanías en el alma de los lectores.
Una vida con alma verdaderamente sacerdotal, abierta a todos y que se atreve a despertarnos a los que estamos dormidos por las seducciones de un mundo egoísta y nos arriesgamos a perder el Cielo.
Son los consejos de un sacerdote cien por cien, de un amigo cercano, amigo mío, amigo tuyo, de todos, que sólo quiere tu bien. Descúbrelo.
Anímate a leerlo, de un capítulo a la vez. Te sentirás reconfortado, comprendido y orientado. Descubrirás, como yo, el camino hacia la verdadera felicidad, la única por la que vale la pena arriesgar la vida. Y conviértete en faro, en luz, para que seas sembrador de paz, de amor y de alegría, en las encrucijadas de tu vida diaria.
Roberto Grijalva Sánchez