GOTAS DE ESPERANZA
Un niño indio que sabía bien el catecismo fue una vez insultado por un hombre idólatra, el cual, con aire de desprecio, dijo al niño en presencia de otros:
— Tú crees en Dios, ¿eh? Pero ¿dónde está Dios? ¡Enséñamelo!
El muchacho, con desenvoltura, contestó al momento:
— Mi Dios, que es el creador del universo, está en el cielo y en la tierra y en todo lugar. Es espíritu puro, por lo que no pueda enseñarlo; el tuyo, en cambio, voy a mostrártelo.
Y, cogiendo una piedra, dibujó en ella toscamente un muñeca, la echó par las suelas y le dio un puntapié, diciendo con una maliciosa sonrisa:
— He aquí uno de vuestros dioses.
Los que estaban presentes aplaudieran. Con la ciencia del catecismo es fácil confundir a los incrédulos que pretenden saber más que nadie.