GOTAS DE ESPERANZA
Se lee en los Anales de la Propagación de la Fe que un misionera de China, después de haberse desgañitado en la enseñanza del catecismo a unos cuantos niños, preguntó a algunos si habían entendido algo. El primero respondió ingenuamente:
— Sí; me he dado cuenta de que su nariz es muy larga.
El segundo dijo:
— Padre, he contado los botones que lleva en la sotana, y no me canso de mirarlos.
¡Pobre misionero! ¡He aquí el fruto de sus enseñanzas! Me figura que aquel sacerdote no preguntaría a un tercera.
Mas, sin ir a la China, ¿no se encuentran entre nosotros niños que sacan del catecismo el mismo provecho? Están presentes con el cuerpo, pera su inteligencia ¿en qué se entretiene? Si estáis sin atención, charlando y mirando a una y atra parte, ¿qué fruto podéis sacar? ¡Seguiréis ignorantes como antes! Si, en cambio, prestáis toda vuestra atención, adquiriréis la verdadera sabiduría y conoceréis el camino seguro que lleva al cielo.