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Historias y anécdotas

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Algunos, en el ambiente naturalista que nos rodea, han comparado la gracia al brazo derecho de una pequeña estatua maravillosamente labrada por Miguel Ángel para confundir a sus detractores. Los envidiosos, que no podían soportar en silencio la grandeza de aquel genio, se enteraron un día en Roma de que los obreros ocupados en unas excavaciones

Estaba para morir un honrado labrador. Sabiendo que tenía unos hijos poltrones e indolentes, los llamó junto a su lecho y, para obligarlos a trabajar, les dijo: "Os dejo en herencia un campo en el cual está escondido un tesoro. Después de mi muerte, cavad el campo y buscadlo por todas partes".  

Un sabio americano, Franklin, ha dicho: "EI que no hace nada está cerca de hacer algo malo". Un águila dormía al sol —cuenta monseñor Sylvaice—. De repente, despertándose, se lanza al espacio. Pero en seguida vacila, se balancea como al choque de una fuerza invisible y desciende lentamente, describiendo círculos cada vez más reducidos; cae en el

En crónicas orientales de tiempos antiguos, leemos que un emperador regalaba a quien elegía por amigo un magnífico traje bordado ,en oro que ostentaba las insignias imperiales. Al que llevaba tal vestido se le rendían en todas partes honores como a un príncipe imperial. Hasta en las habitaciones del emperador tenía entrada libre. Si se encontraba

Los antiguos astrólogos árabes, sin telescopios, descu­brie­ron el curso de los astros; los pintores chinos supieron dar vida con admirable fidelidad en sus cuadros a todos los movimientos del ala del pájaro que vuela. Tenían un finísimo espíritu de observación. ¿Cuántos fueron los que antes de Newton vieron caer una manzana del árbol? Y él fue

Galileo descubrió la ley del péndulo de esta manera: En la cúpula de la Catedral de Pisa puso el sacristán aceite en la lámpara del sagrario, suspendida del elevadísimo techo con una cuerda. ¡Cuántas veces se había repetido este acto al correr de los siglos y cuántos hombres no lo habrían visto! Y no obstante, fue

-Señor Dios -repetía un monje ante la gran estatua del templo- yo por tu amor soy capaz de cualquier cosa. ¿Qué quieres que haga por ti, Señor?. Un día al monje le 'pareció' que la estatua le contestaba: - Quiero que cruces el mercado mayor de la ciudad, cargando en tu cabeza un cántaro lleno de aceite hasta

El bendito san Francisco de Sales, que gustaba, para su vida espiritual, de hacer uso de una historia natural ingenua, hablando del hombre en sus relaciones con la gracia se acordaba de los vencejos. Vosotros habéis visto esos pájaros negros que al comenzar el estío rubrican con sus alas rapidísimas el firmamento y vuelan incansables alrededor de

Un viejo rabí invita a sus discípulos a explicar en que modo se pueda distinguir el momento exacto en la cual termina la noche y comienza el día. ¿Cuándo se levanta el sol? No. ¿Cuándo se puede ver de lejos si un animal es oveja o perro? No. ¿Cuándo se puede determinar si un árbol es