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Historias y anécdotas

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César quiso atravesar el mar en medio de una furiosa tempestad: Las espumantes olas se embravecieron tanto, que hasta el marino que tenía el remo se puso a temblar. César le respondió: Quid times? Caesarem vehis! (¿Por qué temes? ¡Llevas al César!).  

Cuando, el 10 de abril de 1940, Hitler ocupó súbitamente Noruega, días antes habían desembarcado en los puertos noruegos un sinnúmero de turistas, comerciantes y marinos alemanes que luego se desenmascararon como soldados y prestaron gran ayuda en la subyugación. No se sabe ser lo suficientemente cauto. El enemigo nos tienta siempre introduciéndose en nuestro corazón por

¡Aquél soldado de Pompeya, que estaba de centinela cuando la erupción del Vesubio! La lava hirviente redujo a cenizas todo cuanto había en torno suyo; todo se desplomaba, todo se desvanecía, todo se tambaleaba en derredor de él, ¡más no se movió ni un sólo paso del lugar que le señalara el deber!

Pasaba un día Pío XI a lo largo de las filas de peregrinos durante una audiencia, cuando sus ojos se fijaron en un muchacho ciego. El papa se detuvo y alzó su anillo hasta los labios del chico, el cual empezó a temblar de emoción mientras saltaban lágrimas de sus ojos vacío — Querido —le dijo el

San Vicente de Paúl sufrió durante cierto tiempo vehementes tempestades en cuanto a la fe. Escribió el símbolo apostólico en un trocito de papel y lo cosió en un bolsillo de su traje. Siempre que surgía un pensamiento de duda respecto a la fe, apretaba contra su corazón el credo escrito, para confesar así firmemente su

Juana Francisca de Chantal, mujer de fe ardorosa, hubo de consolar a una religiosa que se quejaba de las tentaciones que sufría contra la fe. La santa, que tenía más de 61 años, le dijo: «Hija mía, hace ya casi 41 años que las tentaciones [contra la fe] casi me aplastan.»  

Gorch Fock, el cantor del mar del Norte que un día exclamó: «Si eres pagano, sigue siéndolo; no consientas que te bauticen», más adelante escribió en su diario las siguientes palabras: «Tenía razón aquel marino que escribió a su madre:. “Si te llegara la noticia de que nuestro crucero se ha hundido. y ninguno se ha