Image Alt

Historias y anécdotas

  /  Historias y anécdotas (Page 29)

Dos ranas, Pancho y rancho, iban saltando muy alegremente y en uno de esos saltos fueron a caer en una pota de leche. Empezaron a saltar para salir, pero no podían. Estuvieron así mucho tiempo y Rancho se desanimó y se dejó ahogar. Pero Pancho siguió intentando y, de tanto moverse y por tan largo tiempo,

Tienes que tener 3 corazones. El primero, lleno de amor hacia Dios, hablando, pensando y siempre obrando por El. El segundo, inundado también de amor por el prójimo, ayudándolo, instruyéndolo y rezando por el ¿Y el tercero? El tercer corazón debe ser severo, (cruel) contigo mismo, resistiendo a la voluntad y al amor propio, castigando la

De vuelta de África a Europa, en un vapor, un misionero tuvo que sentarse durante la comida junto a una señora vestida muy a la moda, es decir, muy poco vestida. El misionero se sentía violento y meditaba la manera de llamar la atención cortésmente a su compañera de viaje. Al final de la comida sirvieron

Padre me pongo en tus manos haz de mi lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. no deseo nada más Padre; te confío mi alma, te la doy con todo el

Gordio era un oficial romano que fue condenado a muerte por negarse a rendir culto al César. Sus amigos le aconsejaron que negase sólo exteriormente su fe, conservándola fielmente en su corazón. Mas él les contestó: «El que me dio el corazón me dio también la lengua.» Y murió en aras de su fe.  

Dos jóvenes pintores alemanes se dirigieron hacia Roma en el año 1811, pasando por el Tirol. Uno de ellos era Peter Contumelias. Hubieron de pernoctar en casa de un campesino tirolés y presenciaron la solemne escena de la oración vespertina de la familia. Todos los de la casa se reunieron. Los dos huéspedes, durante el rezo, hicieron

Una mañana, mientras se celebraba la santa misa en la capilla real de Luis IX, rey de Francia, se dejó ver Jesucristo a todos, en la hostia consagrada, en forma de un hermosísimo niño. Los cortesanos corrieron a dar la noticia al rey, invitándole a que fuera a ver el milagro.   Luis, sin inmutarse, respondió: «Que vayan

Hace unos 200 años llegó a Washington un joven de provincia. Tenía una ambición desmedida y soñaba con llegar a ser un sabio insigne y un gran político. Se llamaba Benjamín Franklin. Se lanzó de un salto en el torbellino de la vida. Abría las puertas de los círculos distinguidos. Pero pronto notó que las costumbres provincianas

Un domingo por la mañana, en junio de 1885, el P. Damián había dicho la misa a sus leprosos como era costumbre. Había vivido con ellos durante veinte años cuidándoles, construyén­doles casas, haciendo todo lo necesario para arreglar sus rotas vidas, fabricando incluso sus ataúdes cuando morían. Este domingo después del Evangelio llegó al púlpito para