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Historias y anécdotas

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Cuenta el escritor inglés Cronin que, hallándose en Viena un día nubloso, el silencio de la iglesia en la que se había recogido fue roto por unos pasos lentos. Un hombre avanzaba, con una pequeña criatura paralítica en sus brazos, hasta el altar de la Virgen. El hombre encendió una vela y, a su luz, el

¿Dices que no crees más que lo que ves con los ojos de la cara? ¡Pero es que hay muchas cosas que son realidad y no se ven con los ojos de la cara! Yo doy una limosna a un pobre que encuentro en la. calle porque siento compasión al vede y le quiero socorrer. Esta acción ¿

Julia Billiart, la fundadora de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur (8 de marzo de 1816), durante veinte años (ya como superiora de la pujante congregación) estuvo paralítica. Su director espiritual le dijo que hiciera una novena al corazón de Jesús. Al quinto día, el primer viernes de junio, el director fue a veda y le

Se daba una cena de gala en la embajada de España en honor de los grupos folklórico s que en 1948 visitaron la Argentina. Uno de los embajadores americanos dijo a una de aquellas jovencitas: — Ha estado usted admirable, muy bien; y ahora se merece una copita de champaña. La muchacha agradeció la invitación y, cuando ya

Se explica este hecho, sucedido en América: Un hombre había organizado un gran espectáculo al aire libre; en un momento dado, después de haber avisado a los millares de personas allí reunidas, se apagó la luz. Era una noche nublada y la Oscuridad era completa. Aquel hombre. encendió una cerilla y anunció por medio de los

En un antiguo castillo danés, en Kronberg, pueden verse curiosos cuadros que están uno al lado de otro. El primer cuadro representa la infancia: un velero emprende su ruta hacia alta mar; en medio de la embarcación está sentado tranquilamente un niño, el cual mira el juego de las olas. Puede estar tranquilo porque un ángel

En cierta ocasión, San Francisco de Asís le dice a un albañil: ‑ ¿Qué haces, hermano? Aquel le contestó. ‑ Trabajo todo el día. ‑ Y, ¿Para qué trabajas? ‑ Para ganar dinero. ‑ Y, ¿para qué necesitas el dinero? ‑ Vaya, ¡qué pregunta! Para vivir. ‑ Y

Bocklin tiene un cuadro de profunda moraleja relativo a las "Cuatro edades de la vidas". En primer término se ve una pradera con un arroyuelo a cuya orilla hay dos niños que juegan despreo­cu­pados. A la derecha, en medio del cuadro, una mujer joven con un ramillete de frescas flores en la mano. A la izquierda,