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Historias y anécdotas

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Agustín Wang, un muchachito de doce años, se cayó desde lo alto de una torre, y desde entonces no hacía más que sufrir. Enfermo como estaba, se le vio una noche correr hacia la misión para rogar al padre que fuera a asistir a un moribundo de su misma sala en el hospital. Solía repetir: — Yo ofrezco

Unos días antes de la primera guerra europea, en la Universidad de Turín, un profesor ateo empezó su explicación así: —Voy a demostrar que no existe Dios. Expondré pruebas tan aplastantes, que si alguno, al finalizar el curso, sigue creyendo en Dios, es que es un cretino. Se hizo un silencio angustioso mientras se levantaba la mano de

Sundaram, un joven estudiante indio, pensaba abrazar el catolicismo, cuya verdad veía con creciente claridad. A los 11 años leyó en un abecedario estas palabras: «Dios mío, haz que yo conozca tu voluntad y la abrace y cumpla con amor.» Por fin acudió a un misionero buscando luz en sus dudas y conocer la verdad. El padre

Dos ciegos, sentados a la orilla del camino en las afueras de Jericó, al oír que pasaba Jesús, levantaron la voz: — Señor, hijo de David, ten compasión de nosotros. —Y Jesús, parándose, les dijo: — ¿Qué queréis que os haga? Dijeron ellos: — Señor, que se abran nuestros ojos. Y Jesús, movido a compasión, tocó sus ojos, y los ciegos

Existe un cuadro que representa una tiernísima escena de candor y amor filial: un niñito golpeando la puertecita del tabernáculo y diciendo: « ¿Estás ahí, Jesús?» La escena no es invención del artista, sino expresión de un hecho histórico sucedido a fines del siglo pasado en Londres. Un niño que frecuentaba las Escuelas Cristianas oyó explicar la

En el famoso cementerio de París, del Pere Lachaise, hay un grupo escultórico de fuerza conmovedora: el Monument des Morts. En él, la puerta de la muerte se abre: es una puerta oscura detrás de la cual hay una fuerza irresistible que atrae a los hombres que están a la derecha y a la izquierda. Algunas se

Friedrich Engels, el amigo de Karl Marx, era hijo de un fabricante de Barmen; sus padres eran de espíritu conservador y religioso. El proceso de separarse de la fe suscitó en Engels duras luchas interiores y una sensación de desamparo. En aquella época escribió a sus padres: «Rezo diariamente, casi todo el día, pidiendo llegar a la

En una obra teatral del gran escritor ruso Máximo Gorki, titulada Guarida nocturna, hay una escena emocionante: Cuando los míseros habitantes de aquella guarida, los desheredados del mundo se despiertan por la mañana. en aquel aire corrompido, cargado de vapores, y reanudan su vida sin objeto, llena de dolores y de luchas, un hombre andrajoso, un mahometano,

Cerutti, matemático insigne, rector de la Universidad de Roma y director de la Escuela Superior de Técnica, poco antes de su muerte (1909) dijo: «No comprendo cómo ciertos eruditos pueden afirmar que perdieron la fe a causa de sus estudios. También yo he estudiado mucho, y se ha ido confirmando en mí la convicción de que