GOTAS DE ESPERANZA
Durante el último Año Santo ocurrió este suceso, de grandes enseñanzas para nosotros.
En la puerta de una iglesia de la ciudad Eterna, se recogían limosnas para la construcción de un templo monumental que seda dedicado al Corazón de María. Es el templo que están levantando en Roma los padres claretianos.
Un día lluvioso pasó una anciana por delante de la iglesia. Miró a la calle, no vio a nadie a su alrededor y entró en ella. Junto a la puerta encontró al sacristán encargado de las limosnas para el templo, y la pobre anciana depositó en la bandeja cuanto tenía: dos liras.
El sacristán, que la conocía, le dijo inmediatamente:
— ¡Pobre mujer, recoja estas dos liras, que buena falta: le hacen de seguro!
Ella entonces, llena de fe y santo orgullo, contestó:
— ¿Yo pobre? ¿Pues qué…? ¿No soy cristiana y, por lo mismo, hija de un gran Rey y heredera del gran reino de Jesucristo?