SALVACION
Un sabio quería atravesar un lago. Invitado por un barquero ignorante en todo menos en su oficio, pues sabía remar y nadar admirablemente, entró en la barca. Durante la travesía, el sabio dijo al barquero:
– Dime, ¿Sabes astronomía?
– No.
– ¿Y matemáticas?
– Tampoco.
– ¿Y geografía?
– Yo no sé nada de esas cosas: sé remar y nadar.
– ¡Desgraciado! -añadió el filósofo-, has perdido la mitad de la vida.
Al cabo de poco se levantó una borrasca y el naufragio era inminente. Entonces el barquero dijo al filósofo:
– ¿No sabe usted nadar? Pues ha perdido toda la vida.
Y así fue: la barca volcó, y el pobre filósofo, con toda su ciencia, pereció ahogado. El barquero, en cambio, echándose a nadar, se salvó. ¿De qué sirve mucha ciencia si no nos salva?
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