GOTAS DE ESPERANZA
En Argonne (Francia), después de un duro combate, un herido que se había arrastrado con otros cuatro hasta las paredes de una casa medio derruida dijo a la enfermera que se acercó a curarle:
«Yo sé que usted tiene fe. Yo no la tenía, pero lo que acabo de ver hoy me ha convertido. Mire usted —añadió señalando el cuerpo inanimado de uno de sus compañeros que yacía junto a la pared—: ese hombre, herido como yo, llamó pidiendo un sacerdote mientras tuvo un soplo de vida, hasta que al sentirse desfallecer exclamó: “Yo soy cristiano y quiero morir como cristiano.” Luego, apelando a sus últimas fuerzas, mojó su dedo con la sangre que brotaba de su herida y escribió sobre la, pared: Y o creo en Dios. Después de escrita esta afirmación cayó muerto. El ejemplo de este compañero, que ha muerto proclamando su fe, me ha convertido.»
