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agosto 2024

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San Carlas Borromeo, para tener la muerte ante la vista, la hizo pintar en un ángulo de su palacio por donde paseaba frecuentemente. El pintar la representó de la manera acostumbrada, con una guadaña en las manos. — ¿Por qué ponéis a la muerte una guadaña? —preguntó el santa. — Porque siega a los vivas —le contestó el pintor

Un párroco visitó en una ciudad populosa a un mendiga al cual había dada ya cuantiosas limosnas. Le encontró en su miserable habitación, con un compañera, haciendo un plan de reforma de la lotería que quería presentar al ministerio.   . — ¿Cómo? —exclamó el párroco, sorprendido—, ¿Jugáis a la lotería? — Naturalmente —contestó el hambre—, algo hemos de

Un párroco visitó en una ciudad populosa a un mendiga al cual había dada ya cuantiosas limosnas. Le encontró en su miserable habitación, con un compañera, haciendo un plan de reforma de la lotería que quería presentar al ministerio.   .  ¿Cómo? exclamó el párroco, sorprendido, ¿Jugáis a la lotería? Naturalmente contestó el hambre, algo hemos de tener de

¡Era un muchacho aquel rey de Macedonia, Alejandro! Y muy ambicioso. Un día habló a sus generales: Mañana caeremos sobre los tebanos; los aniquilaremos. Pero no pararemos ahí: la ambición me empuja. Lógica pregunta de sus viejos generales: «¿Hacia dónde?» ¿Adónde iremos? contestó, cada vez más convencido Conquistaremos Grecia y Persia, después Egipto, luego Arabia, seguidamente India, y finalmente

Santa Catalina de Siena († 1380) tenía a menudo visiones. Una vez se le apareció Jesucristo con dos coronas en la mano, una de oro y la otra de espinas, y le dijo:  «Escoge una de estas dos coronas; mas sabe que si quieres en esta vida la de oro, tendrás la de espinas en la otra;

Primera Lectura Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14): Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a